miércoles, 29 de abril de 2009

Cumples y más cumples

Ayer tarde al salir del colegio estuve con los dos pequeños en un cumple y de los 15 padres que convenientemente acompañábamos a la tropilla sólo 2 eran hombres, el padre de la criatura homenajeada (que por razones obvias no tuvo más remedio), y otro despistado que miraba continuamente al techo-suelo para evitar cruzar con nosotras los ojos, y de este modo no verse obligado tampoco a intervenir en las conversaciones.

También soy yo la que voy casi todos los sábados a los partidos de baloncesto de mi hijo el mayor. En ese caso abundan los acompañantes masculinos de los niños, sobre todo si el evento tiene lugar sobre las 12 (en los de las 10 se nota en general una menor presencia de padres en el sentido amplio del vocablo, y de padres, en su sentido de progenitor varón).

Sin duda una chorrada, pero indicativa de cómo sigue siendo todo. Las obligaciones sociales de los niños recaen fundamentalmente en las mamás, a no ser que sean deportivas, que con esas podemos delegar de vez en cuando en los papás. A mi personalmente me gusta llevarlo a los partidos, pero también odio los cumpleaños. La diferencia es que él dice que antes de tener que llevarlos se quedan en casa, y que yo acabo cediendo porque me dan pena. Aún va a ser cierto lo que me dijo un día un amigo, que en casos somos las propias mujeres las que potenciamos la desigualdad porque nos sentimos exageradamente responsables de todo.

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